Guía refugio nuclear
Protección radiológica: equivalencia entre tierra y hormigón para un búnker
En el diseño de refugios nucleares, especialmente los subterráneos, resulta fundamental comprender cómo distintos materiales actúan como barrera frente a la radiación gamma, una de las formas más peligrosas de radiación ionizante emitida tras una explosión nuclear y durante la precipitación radiactiva. Dos de los materiales más utilizados con este fin son el hormigón y la tierra compacta, ambos ampliamente disponibles y eficaces en la construcción de refugios.
Para medir la eficacia de un material como escudo radiológico se utiliza el concepto de espesor de semirreducción (halving thickness, en inglés), que se define como el grosor necesario de un material para reducir a la mitad la intensidad de la radiación gamma incidente.
Según el manual Nuclear War Survival Skills, desarrollado por Cresson H. Kearny en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge (EE. UU.), se establece que:
«3,6 pulgadas de hormigón (aproximadamente 9,1 cm) y 12 pulgadas de tierra compacta (aproximadamente 30,5 cm) ofrecen una atenuación similar de radiación gamma.»
— Kearny, C. H. (1987). Nuclear War Survival Skills. Oak Ridge National Laboratory.

Por su parte, publicaciones de la FEMA (Federal Emergency Management Agency), como el informe Expedient Shelter Construction (TR-87), y manuales técnicos de la Comisión Reguladora Nuclear de los Estados Unidos (NRC), aportan datos comparables:
-
Hormigón: espesor de semirreducción ≈ 6,6 cm
-
Tierra compacta (densidad ≈ 1,6 g/cm³): espesor de semirreducción ≈ 17–20 cm
A partir de estos valores, se puede establecer la siguiente equivalencia aproximada:
Entre 90 y 100 cm de tierra compacta ofrecen un nivel de protección frente a la radiación gamma comparable al que proporcionan unos 60–70 cm de hormigón denso.
Esta equivalencia resulta de gran utilidad en la construcción de refugios subterráneos, ya que permite reducir el grosor del blindaje artificial (como el hormigón armado) si se dispone de suficiente cobertura de tierra sobre la estructura.
Profundidad y cobertura del refugio nuclear
Los estudios indican que enterrar el refugio a entre 2 y 6 metros de profundidad es una de las formas más eficaces de incrementar la protección. Esta capa de tierra actúa como un escudo natural que:
-
Disipa la energía de la onda expansiva antes de que impacte en la estructura.
-
Reduce significativamente la exposición a la radiación gamma, especialmente si la cobertura alcanza los 90-100 cm.
-
Proporciona aislamiento térmico y protección contra el calor radiante.
Tal como indican Glasstone y Dolan (1977), una estructura bien enterrada reduce de forma muy significativa los efectos de la explosión incluso a distancias relativamente cercanas, dependiendo de la potencia del arma.
Características del hormigón armado
Aunque la tierra proporciona protección, el hormigón reforzado sigue siendo esencial para garantizar la estabilidad estructural del refugio, especialmente ante un posible colapso del terreno o cargas externas. Según Kearny (1987) y la guía técnica de la FEMA (TR-87), se recomienda:
-
Paredes y suelos: al menos 30 a 60 cm de hormigón armado.
-
Techo: hasta 60 a 100 cm de grosor, dado que es la parte más expuesta a la presión y al peso del terreno.
- Refuerzo interno: MyBunker utiliza material termoplástico que mejora las capacidades de otros materiales como el acero frente a las vibraciones. Imposibilitando la aparición de fisuras en el habitáculo.
Disposición interna y aislamiento
Un buen diseño incluye compartimentación, aislamiento del sistema de ventilación y zonas de almacenamiento. Además:
-
El sistema de ventilación debe incluir filtros NBC (nuclear, biológico y químico), con presión positiva para evitar la entrada de aire contaminado.

- Válvulas de sobrepresión: Su función principal es proteger el interior del refugio frente a la onda de choque generada por una detonación nuclear en el exterior, impidiendo que la sobrepresión penetre a través del sistema de aire y dañe el interior o comprometa el sistema de filtrado.

Plano Sección Válvula

Válvula de Sobrepresión
-
Se recomienda una jaula de Faraday parcial o completa para proteger equipos electrónicos ante posibles pulsos electromagnéticos (EMP), como indican las guías de la NRC y Glasstone & Dolan (1977).
Redundancia y autonomía
El diseño debe contemplar varios días o semanas de aislamiento total, por lo que se recomienda:
-
Almacenamiento de agua potable (mínimo 4 litros por persona y día).
-
Alimentos no perecederos para al menos 15 a 30 días.
-
Sistema eléctrico autónomo, como baterías o generadores con protección EMP.
Evolución temporal de la radiación tras una explosión nuclear
Además del blindaje estructural, uno de los factores clave en la supervivencia en un entorno nuclear es el conocimiento del comportamiento temporal de la radiación tras una detonación. La radiación inicial, emitida en los primeros segundos, es seguida por un fenómeno mucho más duradero y peligroso: la lluvia radiactiva (fallout), que puede contaminar el suelo, el aire y el agua durante días o incluso semanas.
Sin embargo, esta radiación no permanece constante: disminuye con rapidez en las primeras horas y sigue decayendo progresivamente con el tiempo, gracias al proceso físico de desintegración de los isótopos radiactivos generados en la explosión.
Ley del factor 7/10
La disminución de la radiación puede describirse mediante la conocida ley del 7/10:
“Cada vez que se multiplica por 7 el tiempo transcurrido desde la explosión, el nivel de radiación disminuye aproximadamente a 1/10 de su valor anterior.”
Este comportamiento permite realizar estimaciones prácticas de la peligrosidad radiológica en función del tiempo:
Tiempo desde la explosión | Nivel de radiación relativo |
---|---|
1 hora | 1000 R/h (valor de referencia) |
7 horas | 100 R/h (≈ 1/10) |
49 horas (~2 días) | 10 R/h (≈ 1/100) |
2 semanas | < 1 R/h (≈ 1/1000) |

Nota: R/h = Roentgens por hora, unidad tradicional de exposición a radiación gamma. En la práctica moderna se usa el Sievert (Sv), aunque muchos manuales clásicos conservan esta notación.
Salida del refugio: cuándo es seguro y qué precauciones tomar
Superada la fase inicial posterior a una explosión nuclear, surge una pregunta crítica: ¿cuándo es seguro abandonar el refugio? La respuesta depende principalmente del nivel de radiación en el exterior y de la capacidad del refugio para mantener condiciones de habitabilidad durante varios días o semanas.
Como se ha explicado en la sección anterior, la radiación gamma generada por la precipitación radiactiva disminuye drásticamente durante las primeras 72 horas, lo que permite planificar salidas controladas si las condiciones lo requieren. No obstante, el momento de abandonar el refugio debe basarse siempre en mediciones objetivas, no en estimaciones temporales generales.
Evaluación de los niveles de radiación
La única manera fiable de determinar si es seguro salir al exterior es mediante el uso de instrumentos de detección radiológica, como:
-
Dosímetros personales (de película, digitales o de cristal termoluminiscente).
-
Contadores Geiger-Müller, capaces de medir dosis en tiempo real.
-
Radiómetros o medidores de tasa de dosis (R/hr, µSv/h).

Según los estándares recogidos por la FEMA (TR-87) y la NRC, una tasa de exposición inferior a 0,1 R/h (≈ 1 mSv/h) puede considerarse aceptable para salidas breves con protección adecuada, especialmente a partir del tercer o cuarto día tras la explosión (FEMA, 1985; NRC, s.f.).
Salidas controladas y por fases
Incluso si la radiación ha descendido a niveles moderados, se recomienda aplicar un protocolo de salida por fases, limitando la exposición acumulada:
-
Día 3–7: solo salidas esenciales, de corta duración (menos de 30 minutos), con protección.
-
Día 7–14: si los niveles descienden por debajo de 0,05 R/h, se pueden permitir actividades puntuales en el exterior.
-
Después del día 14: en la mayoría de los escenarios de precipitación radiactiva, los niveles externos habrán descendido por debajo de 0,01 R/h (≈ 100 µSv/h), permitiendo la evacuación o el traslado, si es necesario (Kearny, 1987; Glasstone & Dolan, 1977).
Es fundamental llevar un registro de la dosis acumulada de cada ocupante, para evitar superar los límites de exposición recomendados.
Medidas de protección personal
Para las salidas al exterior en entornos contaminados, deben aplicarse medidas de protección individual:
-
Ropa que cubra completamente la piel, incluyendo guantes, botas y gafas.
-
Mascarilla con filtro P3 o sistema de filtración NBC, para evitar la inhalación de partículas radiactivas.

-
Ducha de descontaminación al reingresar al refugio: eliminación de ropa contaminada, lavado con agua y jabón neutro, descontaminación del calzado y objetos expuestos.
Permanencia prolongada o evacuación
En algunos escenarios, como múltiples detonaciones o condiciones meteorológicas adversas (viento que arrastra el fallout), puede ser más seguro permanecer en el refugio durante varias semanas, si este dispone de agua, alimentos y ventilación autónoma. Alternativamente, si los niveles de radiación son suficientemente bajos y se cuenta con rutas de escape seguras, se puede valorar una evacuación a zonas no contaminadas.
Kearny (1987) recomienda mantener una radio de emergencia para recibir información si está disponible, y realizar evacuaciones solo si las condiciones externas son significativamente mejores que las del entorno del refugio.

Recomendación final
Tener un refugio no es suficiente. Es imprescindible contar con un plan de actuación claro, materiales adecuados, entrenamiento básico y dispositivos de medición fiables. Como indican los manuales de referencia de la FEMA, la NRC y Oak Ridge National Laboratory, la preparación previa marca la diferencia entre la exposición letal y la supervivencia.
Diseñar, equipar y mantener un refugio con base científica no solo aumenta las probabilidades de sobrevivir a un evento nuclear, sino que aporta una valiosa tranquilidad en un mundo incierto.
Fuentes:
-
Kearny, C. H. (1987). Nuclear War Survival Skills. Oak Ridge National Laboratory.
-
FEMA TR-87. Expedient Shelter Construction. Federal Emergency Management Agency.
-
U.S. Nuclear Regulatory Commission (NRC), Manuales técnicos sobre blindaje gamma.
-
Glasstone, S., & Dolan, P. J. (1977). The Effects of Nuclear Weapons. Departamento de Defensa de los Estados Unidos.